Adiós, Oliva
Mi gatita de cuatro meses ha muerto y estoy furioso. Nunca quise animales, detesto la palabra mascota y mis alergias derivan en asma. Pero teniendo tanto espacio libre, cómo no iba darles refugio y comida aunque no pudiera tenerlos en casa, cualquiera habría actuado igual. Llevo dos noches sin dormir, cada vez que cierro los ojos la veo jugando o abrazada a su hermana. No ha tenido una oportunidad.
He comprado un puñado de juegos de Saturn, no tengo demasiadas ganas de jugar pero debo entretenerme con algo. Unos cuantos juegos y podcasts de filosofía, ciencia e historia. No me busquéis, he ido cerrando todas las cuentas de las que conservo contraseña. Me gusta estar solo, es sano para mí. Posiblemente ésta sea la última entrada en esta web.
Adiós, bonita mía. Ojalá hubiera podido conocerte mejor. Espero que exista algo más.
Duerme, mi amor. Descansa.