NAM 1975

La puñetera guerra es así
Inauguro la sección que más ilusión me hace. Las pasadas navidades prometí reseñas de este conjunto de sistemas tan increíble, desde hoy publicaré mis impresiones de todos aquellos juegos de Neo Geo que pruebe a fondo. NAM se ha convertido en uno de mis títulos favoritos gracias a su jugabilidad arrolladora, la de un clásico que no precisamente pocos, cegados únicamente por el coleccionismo más enfermizo, no supieron valorar como es debido.
Análisis de NAM 1975 (NEO GEO)
NAM 1975 fue el primer videojuego desarrollado para los sistemas Neo Geo y uno de los títulos que acompañó en su lanzamiento a MVS (1990), AES (1991) y CD (1994). Es además perfectamente jugable en este último modelo, sus más de 40 megabits caben en memoria sin recurrir a cargas espantosas. Siempre voy a tener en cuenta esta clase de detalles, si me topo con cualquier problema o recorte gráfico reproduciendo la versión CD, lo sabréis.
Los tres formatos comparten sin cambios un escenario inspirado en la más infame guerra Indochina, un conflicto de tal magnitud que se prolongó veinte años y salpicó, irremediablemente, a toda esa cultura popular que ingeríamos a través de incontables referencias en cine y videojuegos. Pocos sabían cómo demonios estalló o cómo terminó, pero todos los niños de los 80 sabíamos que hubo una guerra terrorífica en Vietnam.
Por fortuna, no se recrearon hechos que deberían avergonzarnos como especie, sino una versión alternativa con intrigas, giros argumentales, graciosas actuaciones forzadas, oleadas de enemigos, científicos chiflados y algún que otro engendro mecánico cual Metal Gear. Un disparate de videojuego que aun así sufrió la más absurda y calamitosa censura, pero no por las razones que estáis pensando. El año y las ubicaciones que visitamos nada tuvieron que ver, el único elemento que podía herir la sensibilidad de los consumidores eran los ropajes de la mujer en portada.
En determinadas regiones, se tachó caja, manual y cartucho con rotulador permanente su pierna derecha, la obertura de su camiseta y, según el criterio de no se sabe quién, hay casos en los que se llegó a tachar su cara y cuerpo completos (¡como si su existencia fuera reprochable!) con un manchurrón tan negro como el de Vietnam.
Una censura curiosa, extraña, al estilo SNK, pocas compañías podrían tener ocurrencias de este tipo, ¿para qué editar otra portada nueva pudiendo tachar la que ya tenían impresa?

La censura aquí no es más que una anécdota por cómo se llevó a cabo de forma tan estrambótica, realmente no tuvo la más mínima importancia, no afectó en ningún sentido al contenido del juego. NAM 1975 era un arcade hecho y derecho que recogía lo mejor de Cabal, una obra de TAD Corporation lanzada años antes cuyas similitudes conceptuales saltan a la vista. NAM compartía la misma temática militar, el mismo sistema de apuntado y desplazamiento simultáneo, hordas enemigas, tanques, helicópteros, metralletas, granadas, volteretas como maniobra evasiva y jefes finales. Vamos, que con tantos puntos en común, sumado a mi corta edad y a la saturación guerrillera de aquellos años (salvando las distancias, también me recuerda a Operation Wolf), podría haberlos confundido perfectamente.
A pesar de su condición de clon, NAM no era de los malos, recogía un poco de aquí y allá aportando una buena ración de calidad propia. Adoro ese ritmo tan bien medido que por alguna razón te hace creer, justo antes de descender al infierno, que eras el dueño absoluto (¡pobre iluso!) de la partida. Hay algo plenamente satisfactorio en abatir hileras completas de enemigos una tras otra, pero basta un pequeño despiste, una temeridad como esa fracción de segundo rascándote el entrecejo, para verte superado ampliamente y apreciar la gran cantidad de soldados simultáneos en pantalla.
El movimiento del personaje y la mirilla están unidos, así que al pulsar una dirección ambos se desplazan hacia ese lugar, sin embargo, es preciso señalar que no podemos movernos mientras disparamos. Con estas condiciones el sistema de control tiene mucha miga: atacando somos un blanco muy fácil porque permanecemos estáticos, mientras que al esquivar el fuego enemigo también desplazamos la mirilla involuntariamente, lo que dificulta el posterior apuntado para acabar con ellos.

Cuando te superan en número NAM exige una gran coordinación entre ataque y evasión, debes esperar tu oportunidad tratando de no quedarte quieto, destacando que el mismo botón que usamos para correr, nos permite rodar si lo combinamos con las diagonales inferiores. Compartir dos funciones vitales en un único botón no suele gustarme, pero aquí la ejecución es perfecta, todo el sistema de control lo es. Sí, aumenta ligeramente la complejidad, requiere una técnica que debes asimilar desde el principio, pero no es ni mucho menos frustrante.
Su dificultad, en algún punto, sí es bastante puñetera. Pero oye, eso ya lo sabías, ¿no? Es Neo Geo, ¿lo tomas o lo dejas? Si aceptas el reto, ten presente la jugarreta del último jefe… ¡tus continuaciones desaparecen! Combates contra él con las vidas que te quedan, morir te lleva a desbloquear el final malo y no puedes continuar. Honestamente, no me ha importado volver a empezar varias… muchas, muchas veces.
Si a este título de lanzamiento se le notan los años es porque estamos muy mal acostumbrados con lo que llegó después. Con el paso del tiempo los cartuchos de Neo Geo superaron sus límites iniciales, desplegando un derroche técnico 2D comparable al de hardware mucho más moderno. No es un referente del sistema, pero en mis pocos meses de experiencia con el modelo CD de la consola, NAM 1975 se ha ganado ya la etiqueta de clásico.
Llevaba un tiempo sin experimentar eso a lo que no me gusta llamar adicción, un término al que le invertimos su carga negativa al hablar de videojuegos, entendiéndolo como una cualidad positiva indispensable. Pero es que no es divertido, es mucho más; es no tener ganas de escribir esta reseña ni editar su vídeo porque preferiría estar jugando. Puede que no impresione a simple vista, pero es un arcade redondo del que cuesta despegarse. Un vicio al que regresar una y otra vez.

Está formado por 6 niveles que ofrecen unos treinta minutos de intensidad y concentración maximas, conectados por escenas que desarrollan una peculiar trama con evidentes guiños cinematográficos, estampas que parecen extraídas directamente de películas como La Chaqueta Metálica, combinando seriedad y disparate a partes iguales (me encantan los diálogos).
NAM 1975 es la primera de muchas reseñas por venir de un sistema que con juegos como éste se deja jugar como el primer día. Sin apenas aprovechar las cualidades de Neo Geo, y quedando relegado a un papel más bien secundario por cartuchos tan emblemáticos como Magician Lord (mi debilidad), es mi deber auparlo hasta la cima para que reciba reconocimiento, el que sólo le otorgan los fans más acérrimos de SNK. Creo que compensa sobradamente su sencillez gráfica con una jugabilidad técnica y precisa, más un modo para dos jugadores sublime, lo que nos lleva a un título imprescindible.
Me despido destripando uno de mis artículos a medias, me apropio de mi trabajo con una frase que también encaja perfectamente aquí. La verdadera razón por la que esta reseña es especial para mí, es no estar co-escrita por nuestra gran compañera la nostalgia, cuya tendencia a adornar y engrandecer el pasado suele incomodarme bastante. No he tenido ninguna ayuda, soy el único autor de este texto que pertenece al presente, al aquí y al ahora, mientras estreno (prácticamente) mi primer sistema de SNK. Nostalgia ninguna: no pude crecer con Neo Geo, pero envejeceré con ella. Y eso también es ilusionante.
Lo que dijo la prensa
Era verano de 1992, Hobby Consolas cumplía su primer aniversario y The Elf hablaba de NAM 1975 como una mezcla explosiva de acción arrolladora. Entre los puntos que más destacó encontramos sus animaciones, los escenarios con varios planos de scroll y el tamaño de los enemigos finales, pero también hubo menciones positivas para su intro, sonido y voces digitalizadas. Sin ningún comentario negativo, salvo que podría darte un paro cardíaco con tanta emoción, y que la guerra debe ser así, al referirse a su elevada dificultad, se llevó una puntuación bien redonda, el siempre ansiado 90 con el que daban ganas de poseer aquel juego.

Más comedidos fueron en el número 5 de Super Juegos, aunque me es imposible extraer conclusiones de un análisis que cuenta mucho sobre el juego, describiendo desarrollo, enemigos y escenarios de principio a fin, pero sin ofrecer realmente ningún atisbo de su calidad o sensaciones a los mandos. Dicho esto, más que un análisis, después de leer lo que considero una sinopsis muy larga o destripe estilo Wikipedia, tampoco sé muy bien qué significa el 81,2 que recibió… Extraña nota con decimales divertidos junto a un texto que ni mucho menos la refuerza.
En fin, no es mi objetivo criticar a la prensa, sino recordar aquellos buenos momentos aportando una experiencia que de niño no tenía.
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